Los procesos judiciales pueden tener finales acordes al delito cometido a pesar de las distorsiones provocadas por el “Derecho creativo”, citando al extinto juez Claudio Bonadío; que lejos de cubrir un “vacío legal”, provocaba un cambio en el Derecho para sostener sentencias devenidas de procesos amañados.
Anomalías como las que suelen dejar flotando para que todo sea legalizado en las formas del silencio, dejando sin tratar la cuestión de fondo en algunos juicios, haciendo lugar a la intencionalidad persecutoria contra personalidades privadas de reconocérseles sus pruebas demostrativas de inocencia.
Yendo a la actividad judicial en el Brasil, particularmente la relativa al golpista Jair Bolsonaro, se confirmó su destino para los próximos 27 años, durante los que deberá cumplir la pena en cárcel (especial), tras haberse dado por agotados los recursos de apelación presentados, analizados y rechazados por los integrantes de la Corte Suprema; sin evadir responsabilidades de sus respectivas funciones.
Bolsonaro perdió, tras 3 meses de cierta comodidad; el beneficio de detención domiciliaria tras intentar destruir una tobillera generando la interpretación de “riesgo de fuga”; que motivara su traslado a una sede policial en Brasilia. No obstante sus condiciones de alojamiento no serán como las del común denominador de los presos encarcelados, ya que contará con un ambiente diferente complementado con “frigobar, aire acondicionado y un televisor”.
La paradoja a través del tiempo exhibe a los impulsores de intento de golpe de Estado contra Lula Da Silva, encabezado según la Justicia por Bolsonaro, en una posición demandante de amnistía a favor del expresidente, hoy descalificado por su actuación anti constitucional y golpista.


