La palabra “resistencia” tuvo su mayor reflejo político y proyección en la etapa de la proscripción del peronismo. Dicho así porque no sólo fue una inhabilitación partidaria sino que agregaron persecuciones politizadas y fusilamientos. Previo, recordemos, bombardearon la Plaza de Mayo en el marco de la componenda pergeñada por los golpistas militares, eclesiásticos y civiles, constituyendo la innegable asociación ilícita contra la Democracia en Argentina, incluyendo delitos de lesa Humanidad con los asesinatos a civiles con armas y personal del Estado, bajo un régimen golpista manejado por un gobierno de facto.
Antecedentes que sumados a otros generaron el uso del término “Resistencia” durante el exilio de Perón en España. Hoy tras la sentencia de la Corte contra Cristina Fernández algunos voceros del peronismo rescataron la expresión enfrentando al poder Judicial y de hecho a los titulares del Ejecutivo. La resistencia también ha sido y por lo visto será, parte de la identificación del Neuquén, bajo administración democrática.
Resistir a los embates de los gobiernos nacionales fue un modo de actuar durante décadas y hoy; ante la amenaza de toma de la caja de jubilaciones del ISSN por parte del gobierno nacional, reflota la posición federalista y autónoma de nuestra provincia.
Resistir y rechazar el nuevo intento es demostrar fidelidad del gobierno provincial con el pueblo neuquino y sus instituciones. Es asumir como se ha definido, la conservación y defensa ante la amenaza centralista encarnada hoy por la corriente libertaria.
Abusan de potestades y patrimonios estatales en beneficio de los que usan la institución que aborrecen previo servirse de sus bondades. Desde el gobierno nacional no respetan la Constitución ni las leyes; y de allí que es válida la defensa desde el Neuquén por las vías legales, con la suma del masivo repudio y la resistencia al atropello centralista; contra la autonomía provincial y los derechos de la sociedad que integramos.