La situación económica está ahogando a la mayoría de las administraciones provinciales tras las medidas extorsivas previas y la mayor concentración de dinero a costa de dichas jurisdicciones. Según versiones los mandatarios ya no aceptarían acuerdos políticos y lo único que quieren es dinero fresco.
Para peor, el impuesto a las ganancias tuvo una recaudación muy baja afectando por ende a los destinatarios del reparto. Mientras que el ajuste se efectúa en las provincias la diferencia positiva la recauda el gobierno central y ese es otro factor de discordia. Milei/Caputo se quedan con la porción más grande en un reparto inequitativo y abusivo en lo administrador. A esto se agrega el proceso electoral que genera mayores demandas mientras que los recursos que deberían pasar a las provincias se quedan en los espacios en los que el centralismo dispone de manera perversa.
Una estrategia tendiente a infiltrarse en las provincias imponiendo sus propias listas de candidatos al Congreso Nacional. Proceso nada inocente y muy especulativo que oculta la vieja artimaña de un caballo de Troya.
En simultáneo se dio la paradoja de un IPC muy bajo, desactualizado y contradictorio con el proceso que viene provocando el precio del dólar oficial y en estos días el paralelo, influyendo en los precios del consumo masivo.
Si algo faltaba salió a escena la Sociedad Rural de Rosario representando a sus colegas de Santa Fe anunció la “alarma en el campo” por asfixia económica y sin acceder al flujo manoteado de las retenciones al espacio rural.
Política concentradora a ultranza del gobierno nacional que corre el riesgo de mayores temblores si el dólar supera los $1400, ante lo que deberían gastar las divisas que faltan y que el FMI no quiere que se usen en las cuestiones propias del fracaso del manejo de la economía, tremendos endeudamientos y muchos millones de pesos que se queda el gobierno nacional, sin explicar dónde van a parar.
