Donald Trump dio por reactivada la gestión misilística y la búsqueda de nuevas herramientas nucleares en clara postura amenazante provocando el alerta en el gobierno de Putin que ordenó a sus ministros analizar este tipo de cuestiones.
Previo desde la Casa Blanca el presidente lanzó su plan de aplicación de aranceles destructivos de las relaciones comerciales y económicas en el mundo. Nada menos. Y para no aburrir su espíritu invasivo, expansionista y belicista, amenazó a los gobiernos de Groenlandia, Canadá y México, con acciones de neto corte imperialista, colonialista y reiteradamente intervencionista.
Demostraciones que concuerdan con la ausencia de representantes de los EEUU en la Convención del Clima, que se desarrollará el 10 de noviembre en Brasil. Encuentro internacional para las “acciones climáticas voluntarias de la sociedad civil, empresas, inversores, ciudades, estados y países para intensificar la reducción de las emisiones, la adaptación al cambio climático y la transición hacia economías sostenibles”, establecidas en el Acuerdo de París.
En síntesis Donald Trump, el considerado amigo de Javier Milei; es pro belicista, armamentista, expansionista y amenazante del cuidado y la sanidad climática del mundo. Datos que se desatienden creyendo que no nos afectarán como si fuéramos ajenos a esos riesgos. Error para corregir rápidamente en la política exterior de Argentina, atada a la decisión de Trump que puede cambiar de opinión como suele hacerlo en su desempeño díscolo.
Y así, pasar de amigo a enemigo extorsionador, deshumanizado, peligrosamente expansionista y claramente opuesto a las soberanías nacionales, la paz y a la mayor calidad ambiental mundial posible.
Como será el efecto Trump en su país, que en Nueva York, ganó las elecciones locales un auto definido “demócrata, socialista y musulmán”. Así es la Democracia aunque le moleste a los neoliberales y a Trump en particular.
