La derecha en Argentina también tiene más que matices, profundas diferencias que si fueran fingidas, están quiénes las sostienen públicamente y los que las disimulan a modo de estrategia política.
Para este caso surgen los nombres de Cecilia Pando y Victoria Villarruel, otrora muy cercanas especialmente a la hora de respaldar posiciones a favor de los golpistas presos y los que están procesados por los innegables delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico militar.
Sin perjuicio de estos aspectos, en la pasada semana el presidente Milei calificó a la vicepresidenta Villarruel de “traidora”, por no haber evitado las sesiones en las que la oposición infligió derrotas importantes con media sanción a proyectos más que sensibles para sus destinatarios, y a la vez, para la estrategia económica del FMI ejecutada por Milei y Luis Caputo.
Crítica presidencial que utilizara Pando para reclamarle a Villarruel refiriendo “Teníamos esperanzas de que se metiera en el tema”, y frenar los procesos judiciales contra los represores. Increíble conclusión a pesar de los años transcurridos tras el famoso informe de la CONADEP.
Con no poca bronca la dirigente de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina (AFyAPPA), que refiere a los asesinos de lesa humanidad citados, comentó “Yo en parte lo entiendo a Milei, porque la vicepresidenta no se portó bien en un montón de cosas. Todos teníamos esperanzas de que ella pudiera meter el tema, que se comenzaran a hacer las cosas bien. Lamentablemente continúan. Sigue entrando gente presa. Nosotras trabajamos juntas por el tema de los militares que están ilegalmente detenidos por combatir el terrorismo. Ella comenzó trabajando conmigo. Era la abogada”.
Se define así la posición de Pando dejando a la vista la distancia generada por las respectivas conductas, tras las repudiables gestiones para excarcelar a los sentenciados en los juicios históricos por acciones terroristas desde el Estado Nacional, encabezadas por Rafael Videla.
De todos modos lo importante no es que estas personas exhiban diferencias o críticas, sino que en cierto modo, persistan las ideas tendientes a lavar hechos inolvidables que exigen memoria y la expresión justa y bien aplicada del “Nunca más”.
