Espert, Santillán o Lemoine entre otros son ejemplos de lo que han encumbrado en este proceso de violenta ignorancia y muletillas superficiales para argumentar variadas sandeces. Tienen lógica ajustada a desvaríos fanáticos, cínicos y con falsedad ideológica. La misma lógica con la que Milei dijo tiempo atrás que nadie se moriría de hambre y que algo harían.
Salvaje definición que inspira a la diputada nacional Lemoine, decirle a los médicos maltratados y explotados, que hubieran elegido otra carrera como si la de cuidar la salud y curar la enfermedad fuera una boludez. Ignorantes que en lugar de disfrutar el curro de una banca, salen al ruedo a escribir o expresar brutalidades de corte cultural y político.
Véase a la diputada Santillán que se sumó a la andanada cotidiana de barbaridades. O este Espert que dice como cuando expresó números de borrico; equivocado de nuevo, que un hospital equivale a gastos público, cuando es una obligación del Estado que debe invertir y garantizar todo lo que estos personajes le niegan al pueblo argentino.
Al Derecho le oponen la derecha y a las prestaciones enrostran pensiones; miserables como si todos los receptores fueran falsos necesitados. Provocan y alardean con cuestiones que no tienen remedio. Alimentación en la niñez, en la vida productiva y de hecho en la ancianidad, no son prioridades para este sector de verdadera casta que meten en sus bolsillos 6 o 7 millones de pesos cuando menos.
Aborrecen la dignidad ante los desvalidos, postergados y maltratados, con perfil de régimen opuesto a un gobierno democrático.
La Democracia implica Justicia Social o como quieran llamar, pero con el mismo fin y efecto, sin esperar que millones de personas mueran, y así la planilla de la perversidad tenga equilibrio.
Reducen impuestos a los poderosos y lavan el misterio de capitales por los que desesperan. Abuso de poder y perversa administración, mientras el bolsillo popular seco, cruje ante el maltrato social.