En el proceso de promoción del proyecto de reforma laboral de Javier Milei, que tildan de “modernización”; contradictoria cuando se habla de jornadas laborales de 12 horas o reducción salarial encubierta; dirigentes de la CGT iniciaron lo que puede ser una ronda de conversaciones con los gobernadores para intentar frenar dicho proyecto o por lo menos insertarle modificaciones para atenuar daños sospechados.
En este proceso, lo que para algunos pareció sorpresivo, fue la reunión con el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, quien muchas veces estuvo más que cercano a Milei y ahora, alega y advierte sobre el fin de la reforma laboral. Si no hay normalización de los trabajadores sin registros en el espacio PyME, no habrá apoyo, refirió el gobernador de la “docta”.
Tras el cambio de nombres del triunvirato cegetista, uno de ellos, Cristian Jerónimo, inició el diálogo que compartió con el gobernador cordobés como parte de una serie de reuniones que a priori, incluirían también otros mandatarios provinciales y legisladores nacionales que integran la oposición al oficialismo.
No obstante vale reiterar que el texto definitivo del proyecto de reforma laboral todavía no está oficializado, y de allí que hay que esperar qué es lo que presentará el gobierno, en un proceso en el que desde la espontaneidad, está teniendo observaciones y de hecho, oposiciones.
Por lo pronto Llaryora aclaró, y veremos si lo sostiene en el tiempo, que “Conozco a la nueva conducción de la CGT y a la Unión Industrial Argentina. Si todos nos enfocamos en lo que tenemos en común, que es ayudar a los pequeños, modernizar las reglas y generar empleo genuino, se puede avanzar. Pero no con la excusa de los chicos para favorecer a los vivos de siempre”.
Según lo trascendido se incluiría en la mesa del diálogo, a los gobernadores Maximiliano Pullaro, Rogelio Frigerio, Ignacio Torres, Carlos Sadir y Claudio Vidal. A priori no son nombres que generan condescendencia con la línea supuestamente popular laboral de la conducción de la CGT, peropor algo inican las conversaciones con los referidos. No obstante sería desaprovechar su representatividad si no se acercan al resto de los mandatarios provincales que en definitiva tienen también un grado de representatividad muy importante.
Asimismo deberían considerar que los gobernadores también tienen sus intereses provinciales en base a realidades que no deberían licuar para un común denominador. Sería repetir el error centralista que ha neutralizado e ignorado, el valor y la importancia del federalismo que en definitiva, alberga también intereses de trabajadoras y trabajadores de diversos sectores de cada jurisdicción.


