El acto democrático del pleno del Senado Nacional no debe ser atacado ni acusado de ilegal, porque funcionó en el marco del Estado de Derecho. La acción anómala fue la previa del presidente Milei con el intento de designar jueces a “piacere“ por decreto. Imposiciones propias de quienes no han sabido administrar el apoyo mayoritario en las urnas, que traicionaron sus declamaciones libertarias para transformarlas en dictatoriales lejos de las expectativas que el alto promedio que creyó o interpretó como beneficiosas. Hubo cambios pero sin mejorar lo bueno porque no todo fue malo en 4 gobiernos previos, y sí agravando lo malo. Pasamos de lo insuficiente a la pérdida de la dignidad. Aún así hay sectores del comercio que parecen atemorizados mintiendo, esperando mejoras. Mejorar lo pésimo no es superar lo algo bueno. Cómo puede haber credibilidad cuando las políticas internacionales no nos favorecerán si seguimos en este modelo destructor de la industria nacional y predominio de las importaciones. Cómo abrir a las compras foráneas cuando el mundo se enredó en otra de las locuras del egocentrismo amenazante del negocio global, que al menos permitiría producir, vender y comprar en un proceso que, aún así, debió ser más equilibrado. Era menos malo pero llegamos, con la imposición de gravámenes destructores de las economías menos pudientes, y ni hablar de la destrozada de nuestra Argentina, endeudada con el FMI por Mauricio Macri y vuelta a caer en la trampa de la timba financiera, con el mismo gerente y un autocrático sin disimulo. Sólo quieren salvar la puesta en escena de un economicismo ajeno a las realidades, con sentencias sociales dolorosas y deshumanizadas. Si el ahora dudoso FMI otorga más capital de deuda compensatorio de un juego de números, será un nuevo negociado, que la Justicia nacional debería preventivamente, evaluar y trabajar con el Congreso Nacional sin demora alguna.