La economía interna sigue sin despertar y al parecer lejos de ello, de no cambiar ciertas políticas del gobierno nacional, la situación podría empeorar agravando no sólo el sector empresario, sino el que menos atención tiene que es el social. Así surge de la simple vista de las publicaciones periodísticas al margen de la cuestión política e ideológica.
El anuncio de la baja de retenciones a las exportaciones de granos generaría de nuevo, según los economistas, consecuentes aumentos en el consumo interno. Efecto devenido de la ambición desmedida de los que manejan el mercado, porque al ganar más afuera exportando, llevan los precios internos a ese nivel. Venden a países con economías y monedas diferentes ahora con más ganancias, y trasladan esos equivalentes a los precios que nos obligan a pagar si es que podemos. Hablando de alimentos.
Está establecida por Decreto N°526/2025 “la reducción permanente de los derechos de exportación” para las carnes vacuna de novillo y aviar, como así también para la variedad de granos, y especialmente para la exportación de soja.
La baja de retención aumenta la ganancia y esa diferencia es la que habitualmente trasladan a los precios del consumo minorista. Un acto de salvajismo comercial en desmedro del poder adquisitivo. Así se demuestra que la famosa inflación (hoy muy maquillada), deviene de estas y otras movidas comerciales y no de un miserable aumento salarial.
Claro está que el gobierno prioriza los intereses de grandes empresarios sin proteger al común denominador que tras un año y medio de gestión, está atosigado por los altos costos de vida que imponen supervivencia; atropellando el derecho existencial de las personas humanas.
Resta decir que la fuerza de la producción, en este caso tornando a la importación y sus riesgos industriales, poco o nada puede hacer sin la fuerza del trabajo. La que amerita cuidar para reconstruir la economía productiva y el círculo virtuoso con dinero en el bolsillo.