El oficialismo está en problemas por una economía sostenida con endeudamientos que nadie puede explicar, y de hecho no lo intentan, cómo se pagarán las acreencias extranjeras que no tienen destinos productivos. Por eso es tan preocupante el efecto de un proceso económico al que la historia le señala un pasado en el que actuaron los mismos ejecutivos; que terminaron en la impunidad ante los correspondientes procesos judiciales nunca aplicados. Salvo pocas excepciones enredadas con la persecución política.
Ya son varios los economistas ortodoxos que advierten sobre cuestiones de las deudas y el mercado de capitales que no está orientado al desarrollo productivo, porque la invitación del gobierno sigue siendo la especulación financiera, para mostrar capitales de una inversión más que sospechosa. En esta oportunidad se trata del economista del que dicen es confidente con el presidente Javier Milei, en cuanto a sugerencias o indicaciones de pasos a seguir que al parecer, no logran acordar. Véase que Juan Carlos de Pablo advierte que el sistema monetario argentino es sólo “prueba y error”; indicando que rige un método básico propio de ignorantes en el tema. Un país no debe administrarse de ese modo porque nunca será previsible y así lo ven en el mundo.
De todos modos el referido asesor también exhibe argumentos no muy acertados porque alega que el 1,9% de la inflación demuestra que los precios no subieron arrastrados por la suba del dólar. Vamos a ver que exhiben los números de agosto ya que el encarecimiento del dólar se dio sobre el final de julio. De hecho la primera semana de agosto tuvo más de un 3 % de aumentos en productos de consumos masivo.
Otro ejemplo de que Argentina está mal vista en el mundo financiero, lo ratifica De Pablo al asegurar que en 2026 no será fácil recuperar confianza en esos mercados porque “Muestra que un país como el nuestro, cuando consigue acceso a los mercados internacionales, se patina la guita”. Teléfono para Caputo y quienes lo siguen incluidos los hermanos Milei.
Llama la atención que el economista de antecedentes ortodoxos, enrolado en las filas liberales o parecidas, aclara que la política monetaria no es un tema que domina a pesar de las décadas de experiencia que le ofrecen los manejos en nuestro país. “Entre bomberos no se pisan la manguera”.
Peor aún repite que la administración va de la mano con prueba y error y que nadie puede saber qué pasará a futuro en la cuestión cambiaria. Tremendamente alarmante.
Pero además agrega una simpleza abstracta incompetente con la economía, diciendo que se trata de una pulseada entre “pesos y dólares”.
En todo caso la pulseada será entre los actores del mercado con diferentes intereses pero nunca un juego básico incomprobable.
De Pablo en una entrevista reitera que no “tiene como saber” sobre uno u otro tema con lo que demuestra que un economista ortodoxo como se lo conoce, desconfía del curso de la economía que representa ese presidente del que se dice que mucho lo escucha.
Claro que entre líneas y por insistencia, el economista termina reconociendo que es partícipe de la idea del dólar atrasado y festeja la suba pasada de $1000 a $ 1300 como valor “acorde al contexto”. Agrega que de todos modos el valor de esa moneda favorece a un exportador y afecta al importador. Claramente que algo está mal ubicado en la estructura financiera frente a los capitales que no coinciden con la orientación del gobierno que cambia de semana en semana. Otra conclusión llamativa por lo indefinida expresada por un supuesto pragmático es esta que refiere “Moraleja: hay flexibilidad. Los precios suben, bajan, corrigen, según las circunstancias. No es tan lineal como trasladar todo a precios”.
De hecho que las bajas de precios no fueron ni son generalizadas y tras un par de semanas de ofertas para vender algo más y no por auto regulación, ejemplo de la carne vacuna importada, un corte intermedio sigue estando alrededor de los $ 17000 y ese , no es un precio accesible para quiénes hoy sufren el bolsillo vacío mucho antes de fin de mes.
Consultado sobre el efecto por la decisión en el Congreso Nacional de leyes que según Milei son negativas, aunque siga sepultando a los jubilados y al sistema universitario por ejemplo; De Pablo califica a los legisladores de irresponsables, que “volaría todo por el aire”, pero que él y Milei aseguran que ”La política económica es sencilla: es fiscal. No hay ninguna chance de que esto cambie. ¿Cómo lo va a lograr? Ni ellos lo saben”. Mucha firmeza asegurando como es la política fiscal pero alarmante desconocimiento sobre qué y cómo harán para sostener el yugo de un falso superávit.
Este economista allegado al presidente, que tiene larga trayectoria discursiva en materia económica, reconoce que Macri logró un endeudamientos de U$S 45.000 millones “sin fundamento técnico. En 2022 se negoció otro acuerdo, sabiendo que con esfuerzo propio nunca íbamos a pagar. La clave hoy es la meta fiscal, y ahí el Gobierno sobre cumple. El resto de las metas son más flexibles”. Evidente que sólo tiene para exhibir lo d ela “meta fiscal” que ni siquiera es idea del gobierno sino una exigencia del FMI, del resto ya lo hace y refiere que todo es flexible. Decíselo al FMI cuando termine 2025 con más deuda de Argentina y menos cumplimiento, más allá de renovar vencimientos sin pagar nada.
Si había otro tema para aumentar la desconfianza por las indecisiones reales expresadas que reflejan cómo va la economía para De Pablo, agregó que, lo de las reservas del BCAR no son importantes, que no se pueden conseguir porque habría que comprarlas y que no incidirían en la cuestión cambiaria.
Vale para agregar un solo detalle crítico más, sobre que las reservas se logran con políticas de desarrollo productivo, exportando y ganando mercados con ofertas superadoras que en definitiva, Argentina no tiene, no logra y por ende no puede ofrecer.
Finalmente consultado desde “ÁMBITO” por los hidrocarburos, reitera una obviedad sumando indefiniciones que “No soy experto en petróleo, pero está claro que ese sector va a seguir aportando”. Y respecto de la cuestión laboral no le importan por lo visto las necesidades sociales y se limita a recitar que “El tema laboral, por ejemplo, no se resuelve solo con cambiar leyes. También hay problemas de jurisprudencia, jueces, juntas médicas. Si un sindicato bloquea una fábrica, eso ya es ilegal. No hace falta cambiar la ley, sino aplicarla”. Una conclusión que se suma a otras de las que el gobierno nacional hace gala, con esa pincelada que lo muestra cada día, más cercano a un perfil fascistoide propio de la derechización a costa de lo que fuere, sin medir consecuencias sociales críticas cuyo resultados, luego le atribuirán como hace Milei, a la izquierda y al peronismo o cualquier otro sector adverso por minoritario que sea.