Mientras que el primer ministro de Israel, Netanyahu, alega que no hay hambruna en Gaza porque no se ven cadáveres en las calles, varios países arrojan alimentos desde aviones como recurso complementario ante la falta de alimentos.
En simultáneo, autoridades sanitarias de ese Estado reconocido por la ONU, advierten sobre 5 muertes que se suman a los 227 fallecimientos registrados provocados por inanición. Versión que ratificaron desde la ONU detallando que de dicho número, 103 fueron menores de edad.
Resultados catastróficos advertidos también en el marco del Programa Mundial de Alimentos por el aumento del hambre y la desnutrición en Gaza por las acciones bélicas del gobierno israelí que confirmó su intención de invadir y tomar el territorio.
Una realidad por la que paradójicamente se sigue advirtiendo que “los movimientos humanitarios todavía enfrentan importantes demoras y otros obstáculos que impiden a la ONU entregar ayuda en la magnitud necesaria”. Es obvio que el impedimento lo provoca el accionar del gobierno de Netanyahu que niega y demora el apoyo de los países solidarios, que quieren entregar alimentos, suministros médicos y combustibles.
Sobre este tema el vocero de la ONU explicó que “Los esfuerzos para coordinar los movimientos humanitarios a menudo se prolongan durante horas debido a autorizaciones impredecibles por parte de las autoridades israelíes, con lo que se desperdicia tiempo valioso”.
Ratificación que demuestra la premeditación de los atacantes en generar mayor desesperación en las víctimas acuciadas por enormes necesidades insatisfechas que pueden multiplicar los fallecimientos de civiles despojados de toda asistencia.
