La memoria de los argentinos en gran parte, debe tener presente aquello del corralito a los depósitos bancarios que generara no pocos problemas a los ahorristas que en casos, padecieron efectos extremos por la imposibilidad de manejar sus dineros.
Muchos de ellos lo perdieron y otros más informados y de mayor capacidad operativa, demandaron judicialmente logrando recuperar sus bienes. Si bien hoy eso no ocurre con este sector de los que pueden invertir algún dinero, la traba de capitales ordenada por el gobierno libertario, afecta a los empresarios de las finanzas.
Bancos que debieron demostrar que aumentaron los encajes al 53 % que ya superan los “$20 billones” provocando bastante mal humor en el ámbito de los grandes capitalistas.
Retacean efectivo en un mercado comercial minorista ya bastante depreciado por la pérdida del poder adquisitivo, y suba de precios desmedida en principio con respaldo e insistencia del gobierno nacional, y cuando era tarde reclamó frenar incrementos.
El desequilibrio entre precios finales y bolsillo siguen siendo desproporcionados y si a ello, se quita más dinero circulante, el panorama no amerita demasiadas explicaciones. Quebraron el sistema comercial para sostener esa economía macro que no pueden explicar.
Las contradicciones de la administración mileista, por estos días volvió a sumar la paradoja de reducir circulante, pero no logró frenar la suba del dólar que en la versión oficial, y no la del mercado negro, llegó a los $1370.
A todo esto Caputo se debe estar mordiendo la lengua por haber dicho sobre el dólar “Comprá, no te la pierdas campeón”.
Expresión absurda y contradictoria de un tipo que por segunda vez lleva al país, con respaldo del presidente y del FMI, a un abismo profundo.
Pozo que cotiza por miles de millones de dólares de deudas impagables por las que no hacen más que aumentarlas, para sostener una escena cada día más peligrosa.
