Pareciera que la mentira o falsedad ideológica de mensajes contra acciones, es un estilo que gana espacio en lo oficial y en lo privado. Mientras que el gobierno nacional niega la inflación, la devaluación, baja de ventas y otras realidades acuciantes para la mayoría de la sociedad, los granes empresarios dicen que retiran listas de precios especulativos ante el efecto devaluatorio; pero la remarcación se acentuó por fuera del sector de supermercados que a decir de economistas, equivalen a no mucho más del 30 % de la oferta.
El resto lo maneja el llamado “comercio de cercanía” que recibe aumentos importantes y por ende, los proyecta sobre los productos a la venta. Y mientras este proceso se hace cada vez más notorio, desde el gobierno de Argentina, también desde el de los EEUU y del FMI en la vos de Georgieva, se invita a participar de la renovada oferta timbera; para generar ganancias financieras de espaldas a la producción y el crecimiento.
Al prestamista le conviene que el acreedor, tal el caso de Argentina, no produzca ni multiplique ingresos genuinos, porque así se asegura la dependencia y el gran negocio deudas mediante. Las que no se pagan salvo vencimientos de pago de algunos intereses, mientras que los capitales persisten generando las ganancias sin inversiones productivas.
Fueron y son los capitales golondrinas que anidan temporalmente para beneficiarse con el carry trade o bicicleta financiera. Esos son gran parte de los capitales que ingresan aunque no en la magnitud que esperaban Milei y Caputo, pero suman números para la estadística sin respaldo de un desarrollo que deje ganancias al Estado. Al contrario, a esa institución superior le dejan nuevas y renovadas deudas.