La civilidad de la provincia de Buenos Aires en la jornada electoral del 07 Sep., dio una vuelta de página innegable, determinante en lo inmediato (veremos luego) y tal vez de la advertencia política más importante que recibiera Milei.
Otra cosa es y será el o los avisos sobre las posibilidades judiciales en torno al presidente y sus allegados por ahora absolutamente impunes, tras los atropellos a la Constitución. Restan los otros temas relativos a las llamadas supuestas estafas o casos de similar corrupción.
Otra cosa será qué puede llegar a ocurrir cuando deje el gobierno, y posiblemente deba enfrentar demandas por incumplimiento de deberes o abusos de poder sin olvidar el abanico de maltrato social.
Finalizado el escrutinio ya sabemos qué ocurrió, que perdieron los libertarios, que ganaron los peronistas e integrantes del posible renovable Movimiento Nacional y Popular. Es lo que se vio en el escenario con Kicillof (otra K dijeron algunos) y las reacciones favorables conocidas desde diferentes zonas del país.
Vale referenciar parte del mensaje de Milei al decir que “En el plano político sufrimos un revés electoral y hay que aceptarlo… no se retrocederá ni un milímetro. No solo confirmamos el rumbo sino que lo vamos a acelerar y profundizar más”.
Pareciera que se abre una era de otro tipo de diálogos por fuera del gobierno nacional, siempre de espaldas a dicho recurso. Eso no significa preponderancia de nadie por ahora pero sin duda, que se dio un cambio real.
La escena no deja grandes dudas y permite inferir que la reiteración de las amenazas del presidente, suenan fuera de escena, atrasadas y muy posibles generadoras de otra ratificación cívica y electoral, que le indicará cuál será el rumbo de su trayecto en el marco de la formalidad, que no le va a dar otra oportunidad.
Se incluye en esta advertencia a los grandes empresarios que le soltaron la mano al gobierno libertario, a pesar de algunos buenos negocios, pero poco lícitos para la salud de la sociedad argentina.