Los grupos y empresarios que manejan la producción e industrialización agroalimentaria, renovaron la postura de retener granos hasta que el dólar no retome una cuantificación que esperan llegue a la banda superior establecida por el gobierno. Desde el ministerio de Economía se sostiene la estrategia de un precio inducido del dólar que pretenden baje a los $ 1000, contrariando lo que el FMI ya les habría advertido, que no sirve de ese modo para sus intereses y el de los representados.
Según versiones del sector empresario, ellos comercializan a valores de unos $ 1300/dólar esperando que la presión logre materializarlo oficialmente. Cuando el mercado quiere, puede y termina logrando sus demandas. El gobierno lo que más parece querer, al margen de la montaña de dólares del Fondo y del Tesoro de los EEUU ante eventual fracaso no descartado, es mantener registros inflacionarios bajos.
Algo que el común denominador rechaza ante los números ajenos a los costos de vida publicitados, ofreciendo la prueba irrefutable de los bolsillos vacíos. Los consumos masivos en comercios caen por la crisis, y no porque el consumidor haya aumentado las compras vía Internet como dijo Milei, de paso, publicitando a “Mercado libre”.
Frente a la referida montaña de dólares provenientes de los centros prestamistas, las grandes empresas sojeras, disponen en reserva unos “U$S 18000 millones” de los cuales en un mes venderían apenas poco más del 20 % para cubrir gastos, esperando el número mágico de los $1400 por dólar. Agregan que entonces, sí venderían y liquidarían lo que tanto espera el dúo Milei/Caputo, y también Georgieva, por lo que dijo que está debajo del colchón.
