Hace más de 5 décadas que la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Sur, contaba con el respaldo nacional y beneficios impositivos que multiplicaron la población y la producción, en una zona de grandes recursos e importancia geopolítica para la soberanía de la República Argentina.
Inentendible que el gobierno nacional ponga en riesgo a la ante sala de las Islas Malvinas ocupadas por la piratería moderna con recursos armamentistas amenazantes de la paz regional. En un proceso de descapitalización y desnaturalización nacional, el presidente Javier Milei reduce aranceles a la importación de aparatos tecnológicos, atentando contra la producción tradicional de esta provincia patagónica merecedora de elevado celo protector de la soberanía en el extremo de Argentina.
La situación económica y social alterada por la amenaza a miles de fuentes laborales, y riesgo de empresas que articulan el desarrollo junto al Estado. Durante la pandemia que negaron los neo liberales, Patricia Bullrich quiso cambiar las Malvinas por vacunas anti COVID 19. Esa vocera cambió de camiseta y va por la destrucción. Levantaron la huelga hasta fin de año y habrá que ver qué sucede a futuro.
Gobiernos ingleses en las Malvinas atiborradas de armas letales; estadounidenses interesados en la estratégica antesala de la Antártida, y el expansionismo de algunos dirigentes de Chile en la región, que padece la avanzada comercial anti nacional. Quieren transformar la zona en un centro de lucro para las empresas de turismo internacional.
Imaginemos qué puede ocurrir si el Estado Nacional abandona a la comunidad y a la tierra fueguina, abriendo las puertas a los intereses expansionistas que husmean mirando al resto de la Patagonia. Alarma para los gobiernos provinciales y el Congreso Nacional, para frenar el proceso de entrega más claro de la historia.
