No soy una prostituta de nadie. Se lo digo al presidente de la Nación que así calificó a todos que se incluyen en este colectivo que ahora se va tornando en ensobrados. Quisiera que el presidente y sus adeptos del modelo fascista, que exhiban sus cuentas que haré lo propio para demostrar cuan ensobrado estoy y estamos muchos en todo el país.
Hay compañeros que viven con el mínimo por tareas de largo aliento y dedicación casi absoluta. Salvo dormir y comer algo. Estimulan odio con tremendas descalificaciones como si fueran una raza superior. La que dejara muchos ejemplos de crueldad y el extremo del exterminio. Cerebros infectados por la segregación cuando se llenan la boca rezando sobre el último día y el final común para ser recuerdos. Descalifican, ofenden, marcan como si fuéramos un virus dañino. Al contrario, intentamos ser fieles a la realidad con el necesario compromiso que requiere cualquier tarea.
Un presidente peligroso con el estandarte mayor que niega el respeto a Pepe Mujica, por ser violento, y soslaya la resistencia lógica a una dictadura golpista, criminal y anti social.
Cambiaron de estilo y hacen lo mismo que los abusadores de la autoridad que la Nación les concedió, para que cuidaran a la Argentina y a su pueblo. La violencia lastima pero harta. Inaceptable provocación contra cualquier derecho que no les cuadre a los violentos, que actúan de manera dictatorial, burlándose del Congreso Nacional y las leyes.
¿Cómo se llama lo que se parece a las ideologías extremas? Que nadie se ofenda si se lo califica de acuerdo a su proceder, decir e imponer. El maltrato de cada miércoles a jubilados, ancianos, manifestantes y ahora a los curas, es la muestra para la sociedad inmutable o temerosa y así, lo van incorporando a una agenda que puede terminar en el horror que ya conocimos.
La ilegalidad transita piola, y califican de inseguridad al reclamo popular. ¿Nada más parecido a una casta.