Los hermanos Milei, su ministro de Economía Luis Caputo, y otros actores que no dejan de complicar la escena política del gobierno nacional; parecen no saber cómo frenar el flujo de salida de dólares. Tras el primer aporte de deuda del FMI, en la semana anterior exhibieron merma de las reservas de U$S 1.100 millones, acompañando con la rifa cambiaria, y la paradoja del BCRA de no comprar dólares a precio bajísimo.
Alegan que no les importan las reservas, y eso no se entiende cuando la mayor necesidad financiera es esa moneda, de la deuda que nos cargaron por décadas, antes Macri y ahora Milei. Muestran que no interviene pero indirectamente siguen con la toma de deuda para no emitir pero sí usar la venta de papeles del Estado para hacerse de dinero, que usan en la timba para sostener lo endeble que llamaran economía anarco capitalista.
Así es que prevén en esta semana del 12 de mayo, licitar a través del Tesoro, nada menos que $8 billones para pagar vencimientos generados previamente en este derrotero de re financiar la “Letra Capitalizable” por falta de respaldo genuino disponible.
Tan ajustado juegan que esperan para usar, lo que ellos saben porque así lo elaboran, que la inflación exhiba número a la baja para pagar menos intereses en dicha renovación de deuda. Pero nada de esto serviría porque siguen estimulando la bicicleta que nombran “carry trade” para darle más vuelo y misterio. En simultáneo el único plan ante la falta de riqueza genuina, sostendrán la renovación de deudas que sabemos la multiplican para comodidad de una gestión cada vez más acuciada por la falta de cambios reales. Sólo buscan conjugar números de la famosa “macro economía” que hasta ahora para la sociedad no dejó ninguna mejora y sí, multiplica deudas cotidianamente.
Mientras tanto hacen gala de la modalidad de bandas para cuantificar el dólar según sus necesidades más políticas pre electoralistas, que de administración racional y responsable de la economía. A todo esto habrá que ver cómo se comportan los banqueros ante la próxima oferta, e incluso ante la posibilidad de adecuar capitales de crédito al sector privado. El que hoy no acepta o no puede afrontar el alto costo financiero, en un mercado inmóvil en lo productivo y comercial. a partir de la gran depresión del consumo popular.
El círculo vicioso perfecto al no invertir, no producir por el bajo consumo, devenido de la destrucción del poder adquisitivo con intervención en mesas paritarias, sólo para cuidar el número de la inflación, más falsa cada día, por el re diseño de un panorama económico deprimido y deprimente, salvo pocas excepciones.
Las que además, no cuentan con un mercado internacional que las haga beneficiosas para todos los sectores, y no sólo para los grandes capitales. Proceso que incluye decisiones contradiciendo al parecer, lo acordado con el FMI de recuperar reservas como garantía de pago de futuros vencimientos, muy lejos de la cuestión social cuidada como recitara cínicamente Georgieva en la previa al nuevo endeudamiento.