El Estado de Derecho obliga al respeto de la Democracia. Sistema en el que los votantes definen quiénes gobernarán el país, las provincias y los municipios. Los tres niveles del Estado que sostienen la representatividad. Sus titulares deben proteger el sistema integrado por los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Un triángulo virtuoso y no de hierro, para un modo de vida respetuoso del prójimo, solidario e integrador y no para el quiebre social. Hay 11.5 millones de argentinos que no votaron a Milei y tienen el mismo derecho de vivir en las condiciones que el sistema y no el gobierno impone. Sin represión ni autoritarismo, sin dictadura económica contra la sociedad y en especial contra los jubilados. Tampoco generar la reciente estafa como la cripto moneda $LIBRA, lanzada por el presidente argentino. Una clara incompetencia con la investidura que debería ser representativa y protectora de dichos Derechos; y no que los coarte con amenazas y ofensas permanentes. Ser radical que no se rompa, izquierdista o peronista es ser un hijo de puta según Milei. Los desestabilizantes son los otros aunque el presidente abuse del poder, castigue y niegue a los más de 11 millones de personas y otras que no votan pero que suman al número. Los habitantes que no votan deben ser respetados y las niñas y niños, con más razón. Prefiero aquello de que “En Argentina los únicos privilegiados son los niños”. Serán los artífices de futuras historias. Merecen protección, educación y no maltrato, desprecio y hambre. Milei en 14 meses llevó la inflación al registro para el que un gobierno peronista tardó 60 meses. Datos reales no falsedades. La inflación es mala ya sea por especulación comercial o por libertinaje. Diferencia entre las que hay que observar al votar. No creer que lo nuevo siempre sea mejor y que la violencia proveerá desarrollo social, hoy sepultado con rigor dictatorial.