En medio de las versiones de separación de intereses o un simulacro para enfriar algunas situaciones por abuso de poder económico empresarial, Elon Musk alegó que los EEUU están en camino a una situación crítica en lo financiero con proyección catastrófica, advirtiendo una posible bancarrota. Al parecer, hay criterios diferentes entre el magnate y el presidente Donald Trump, que decidió imponer límites en las relaciones comerciales internacionales.
Asimismo según algunos discursos y trascendidos, Trump promete mejoras en las condiciones económicas y sociales a través de mejoras internas a favor del desarrollo nacional, enfrentando a diversas potencias sin medir consecuencias esperando negociar con mayor beneficio para sus proyectos.
Ante esta estrategia Musk advierte por lo que supone riesgo crítico por efecto deficitario que observa en el presupuesto y el endeudamiento de los EEUU. Así es que augura inestabilidades inflacionarias, desempleo masivo y tensión con el mercado financiero internacional. De hecho las diferencias surgen por el criterio extremadamente pro empresarial que antepone a la acción estatal por la que pide reducción de costos de funcionamiento, con más la profundización de la digitalización y los sistemas tecnológicos que reemplazarían mano de obra humana, menos relaciones laborales y mayor beneficio empresarial.
Nada dice en este sentido de los efectos de la desocupación que antes advierte y luego descarta como importante de prever.
El pretexto es la muletilla de “modernizar la gestión fiscal” que ya sabemos de sus consecuencias por las decisiones de Federico Sturzenegger en gobiernos anteriores, y que hoy puja para aplicar en la gestión Milei, mientras al parecer, compite con el ministro Luis Caputo.