El aumento del 61 % en los haberes de los trabajadores del hospital Garrahan es un hecho de supuesta justicia. La expresión va en el sentido de advertir que si bien el aumento es positivo, hay que tener en cuenta que durante dos años esos mismos trabajadores, perdieron mucho y no fue compensado.
Ocurre que con dicho incremento salarial, se recuperó el valor nominal pero faltan las actualizaciones por inflación y la pérdida de no haber dispuesto del recurso económico.
A esto hay que agregarle la salida de unos 200 profesionales que debieron dejar su puesto laboral por obvias razones económicas no compensadoras de su prestación especializada.
Conclusión, el aumento es el reconocimiento del justo reclamo sostenido por el personal y el apoyo popular, que amerita valorar económica, profesional y socialmente; la función preventiva y de recuperación de la salud en la que intervienen quiénes hoy reciben el aumento negado previamente, pero no la verdadera compensación que da cuenta sobre lo que fue un acto de justicia a medias.
Si los legisladores nacionales por ejemplo, reciben los aumentos que cada tanto conocemos, bien lo merecen el resto de los dependientes laborales del Estado, que cumplen funciones para hacer realidad los mandatos de la Constitución Nacional con una amplia gama de servicios.


