Puede que sea una de las últimas veces que se citan las pasadas elecciones legislativas en las que históricamente se han nacionalizado las competencias o confrontaciones políticas. No hay mucho más que investigar.
Excepciones provinciales dejan a la vista el proceso dolarizado de una economía vacía, del día a día sin mayores previsiones, con acciones laborales cada vez más ajustadas a los intereses anti derechos, y con una baja importante de las PyMEs activas.
El país tremendamente endeudado y que a pesar de ello parece que la sociedad no le presta importancia a ello, o tal vez, crea que lo de la ayuda de los EEUU, que está pendiente, sea la solución. Si es esto último lo que se cree, hay que analizar si se ha perdido o nunca hubo la suficiente interpretación de la gravedad que significa ser un país dependiente de la banca internacional y ahora, el agregado de los EEUU.
El famoso dólar que ocupa parte de la atención de los que pueden comprarlo, parte de la clase media y los grandes empresarios que los despachan al exterior; también es el quita sueño de los funcionarios encabezados por los hermanos Milei.
Los dólares de deuda no deben utilizarse para el falso equilibrio de la timba sino para invertir en desarrollo productivo. Estamos endeudados de un manera inentendible en medio de una pobreza que supera cualquier dato numérico, porque la realidad es que la gran mayoría redujo consumos para vivir en un modelo acotado a lo posible.
Así también quedaron millones estancados en las franjas de poca o nada posibilidad de consumo con recursos propios, disimulados por estadísticas que nadie cree pero a la hora de votar, olvidaron y optaron por la versión y no por la realidad.
Tenemos un gobierno anti Estado y pésimo administrador, que es incapaz de impulsar desarrollos productivos salvo excepciones como YPF gracias a las riquezas de la formación Vaca Muerta. Un gobierno que reconcentró el dinero y nunca más dijo que haría ni dónde lo guarda, si es que lo hace. Ni siquiera sabemos dónde fueron a parar los millones en oro despachados al exterior para seguridad.
Una seguridad que parece más una garantía para las financieras internacionales que para el Estado argentino.
Si se cuentan sólo los dólares adquiridos por el capital privado desde pequeñas hasta grandes sumas, la cifra de U$S 6000 millones para septiembre ha quedado escasa.
Lo que en casos llaman “euforia financiera, una vez más favorece a los que negocian en grande sin invertir sin los beneficios lleguen a la base social del país. Los que volvieron a votar LLA demuestran que compraron convencidos el relato de un gobierno que usa expresiones aisladas, críticas, degradantes y nada de propuesta para el desarrollo.
Una escena paradójica en la que mayoría de los votantes a favor del oficialismo, son parte de los sectores más castigados por la política económica que hoy ya está en manos de los EEUU.
¿Acaso creen que terminarán cobrando en dólares sus salarios pacificados? Al menos parece ser que votaron para evitar la catástrofe que inventó, aseguró y advirtió un gobierno que ya la provocó. Eso no fue tenido en cuenta.
Por lo pronto no habrá más cambios que la profundización de este modelo de vaciamiento, parálisis productiva, destrucción del poder de compra y por ende, clara afectación al comercio interno y a las empresas de la producción tradicional.
Si el gobierno interpreta la elección como un apoyo a sus ideas para poder continuar como hasta ahora es un tremendo error, y suponemos que lo va a hacer dado que el presidente parece inmune al análisis político y económico.
Un gobierno electo si amerita por su desempeño, se lo cambia por otro con el mismo procedimiento. Para ello, hay que definir posiciones fortalecidas superadoras de algunos vicios a partir del diálogo, el análisis en conjunto y finalmente, un trabajo integrado con características asociadas en todo el país.
No hablar de un barrio u otro sino de las provincias y entre ellas, desarrollar lazos integradores que den lugar a una regionalización estratégica, inteligente y verdaderamente federal para impedir la imposición centralista a favor de intereses ajenos a la soberanía nacional, como están provocando.
Si esto se entiende como alternativa válida; habrá lugar para planificar con criterio local, provincial y nacional, un destino promisorio generador de la riqueza genuina, que es el único recurso para superar el estancamiento, las recesiones, los desequilibrios y la falta de dinero en el bolsillo popular para retomar la capacidad de consumo y con ello, la reactivación masiva de la producción nacional.


