Ruido en un país colmado de riquezas y paradójicamente ruinoso tras un proceso anárquico que sepultó la economía, conjugándola con un ajuste perverso para que la sociedad se haga cargo del financiamiento a sectores demandantes de riqueza por vía facilista.
Timba, bolsa, bonos y dinero del Estado puesto al servicio de la especulación, que en casos encarnan los mismos que reclaman políticas claras, menos impuestos y muchas más ganancias.
Para ello ya nos amenazan con reformas apuntando a la laboral y a lo previsional. Lo primero para pauperizar más la situación de trabajadoras y trabajadores con menos derechos y más sacrificio. Y lo segundo, para repetir el negocio delictivo de las AFJP o similar que dicta también el FMI.
Mejor sería que en lo fiscal, se mejoren condiciones para las provincias, hoy sin financiamiento de capitales retenidos en un marco de sospechas abonadas con matices delictivos, rayando también en el abuso de la impunidad. La distribución de la riqueza fiscal amerita la urgente federalización con nueva norma que garantice la distribución justa, adecuada y no selectiva.
Agrego el descalabro del dólar liberado sin un proceso económico respaldatorio del orden y equilibrio que evite el otro abuso llamado especulación. Etapa en la que no sólo nos volvieron a complicar con el FMI repitiendo la historia y el repudiable pasado inmediato del macrismo, sino que le entregaron la conducción al violento Donald Trump que enfrenta un grave problema económico y político.
A ello sumaron a Bessent, ministro de Economía postizo que trata de frenar la demanda de dólares aumentando la oferta que hasta ahora, sigue subiendo ante la sospecha de la segunda devaluación del Peso. Simulan éxitos ante el fantasma del default rumbo a la realidad. Proceso que aprovechan desde el Tesoro de los EEUU, comprando bonos/Pesos que a futuro, venderán para recuperar los dólares prestados más un costo incalculable.
