Tras la sesión del tratamiento sobre tablas con el respaldo de los plenarios con acuerdos dando luz verde a cuestiones sobre lo previsional, asistencia a Bahía Blanca, impuesto a los combustibles y reparto de ATN.  Por esto varios funcionarios salieron a calificar de golpe de Estado a la actividad legislativa.

La que exclusivamente deben desarrollar los legisladores sin depender de que el poder Ejecutivo envíe o no un proyecto de ley. Los legisladores son autónomos y lo de proponer y legislar es su verdadero trabajo.

Entre otras voces la del jefe de Gabinete Francos, fue la que cometió una tontería institucional al ignorar la potestad del pleno, y además, incurrió en lo que otros calificaron como una estupidez al descalificar el ejercicio del Estado de Derecho.

No es tonto ni delictivo que el Congreso Nacional  funcione según su competencia. Los atisbos de golpes de Estado fueron los renovados ataques del presidente con sus vetos; y las escenas difundidas con un tanque de guerra disparando y acto seguido, estalla en el Senado el sector de su presidencia. Son descontrolados con clara intención golpista pergeñada desde el seno de lo que parece cada día más, un régimen fascistoide.

Nunca más es para todo lo que signifique violar la Constitución Nacional. Discursos amenazantes y actos violentos anticipando lo que pergeñan en caso de perder el poder concedido ante un nuevo engaño, violatorio de las promesas o los compromisos de saneamiento de las instituciones.

No es casual que repitan movilizaciones basadas en la Constitución Nacional para la resistencia a lo que amenace y ataque a la sociedad, pensando en el Estado de Derecho más allá de las declamaciones estridentes. Las que vergonzosamente degradan la calidad de las investiduras gubernamentales y del Estado, al que vinieron a destruir cual topos confesos de espaldas a la comunidad.