Periodismo de Opinión - Neuquén - Patagonia - República Argentina - Fecha de inicio 28 de abril de 2.006 |
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Se llevó a cabo el encuentro de la Conferencia Política de Acción Conservadora en un escenario de exhibicionismo propiedad del electo presidente Donald Trump, con la participación de diversos referentes de la derecha estadounidense. Allí el presidente Javier Milei tuvo la oportunidad, acotada para su criterio, de exponer sus opiniones no exentas de críticas a supuestas “fundaciones y organizaciones civiles infectadas de socialismo”. Tras saludar a los recientemente electos para gobernar los EEUU, reiteró su adversidad destacando lo que consideró ejemplo de “sentido común y la razón por sobre el delirio comunista la agenda woke y la planificación centralizada”. Si hoy debemos identificar al comunismo veremos en su máxima expresión a la República Popular China gobernada por Xi Jinping y por ende, pensar que el repudio expresado tiene por destino ese país y su gobierno. Incongruencia porque Milei tras repetir inoportunas consideraciones incluso ofensivas, como cuando besó el anillo chino para mantener el swap (intercambio financiero) originalmente logrado por Cristina Fernández; ahora se reunirá con el presidente chino buscando dólares para financiar su inexistente fortaleza económica, sí crujiente y amenazada por las técnicas que ya conocimos con Cavallo y el repetido Sturzenegger, sumando luego al reiterado Luis Caputo uno de los responsables del endeudamiento negociado entre Macri y Lagarde (FMI). Milei dice conocer “de primera mano las consecuencias del socialismo” en otra afirmación inexacta y contradictoria por su crítica según la agenda presidencial prevista para las reuniones en el G20 en Brasil. En su exposición apeló al arcaico y conservador modelo de “hace 120 años” que impusieron a la Argentina en tiempos de ventas descontroladas de materias primas mientras la población sufría los efectos de extrema pobreza. Algo parecido a los registros que actualmente vemos en ritmo ascendente a pesar de las dudosas e increíbles referencias inflacionarias. Todo muy alejado del bolsillo del común denominador. Dice que eran épocas de riqueza olvidando aclara de enorme concentración en pocas familias de la oligarquía histórica. Además volvió a burlarse del principio de Justicia Social que de hecho el sector que representa niega y explota con el fin de volver a la gran concentración de la riqueza en sectores exclusivistas, dominantes y hasta racistas. En su postura negacionista de los derechos acusó globalmente a las principales economías de los países que brindan mejor calidad de vida con mejor distribución de la riqueza incluyendo los impuestos recaudados; que en Argentina, se festeja en boca del presidente, por su evasión con fuga de capitales realizada por sus “héroes”. Agregó que “Para aplicar la mal llamada justicia social montaron un Estado opresor, que divide a los ciudadanos, entre ganadores y perdedores, y la política se convirtió en árbitro y parte interesada de esta repartija. Eso hizo que se instaurara una especie de régimen de castas, a lo indio, donde todos los ciudadanos de a pie eran ciudadanos de segunda, y los políticos, sus amigos y sus clientes vivían como monarcas”. Términos que alcanzan claramente a los sectores protegidos por el gobierno que prometió erradicar, y en su lugar sojuzga a la mayor parte de la sociedad para el desmesurado beneficio de grandes empresarios, según lo demuestran los balances o informes sobre el tema. Haciendo el juego a quien dice que es su amigo comentó “Yo no soy político ni aspiro a hacerlo. Tal como el presidente Trump, tuve que meterme en este pantano putrefacto como acto de defensa propia y la gente me respaldó con su voto y lo sigue haciendo a diario, porque entendió, que no quiere volver a tener nada que ver con la política de la casta”. Cinismo al extremo. No conforme con sus persecuciones amplió diciendo que “A todas las particularidades propias, de la Argentina, que durante 100 años fue el perfecto laboratorio para experimentar con el virus socialista, se le suma una problemática común entre los demás países de Occidente: la hegemonía cultural de la izquierda, que intoxica a la gran mayoría de las instituciones y formadores de opinión. La izquierda ante el resentimiento y la frustración que generó en términos políticos el éxito del capitalismo, comenzó a librar una batalla cultural para apropiarse del sentido común de los ciudadanos y, hoy, ese virus se ha esparcido por todo Occidente”. Definición absurda cuando en realidad, debiendo reiterar el ejemplo de China, vemos que no hay tal virus sino negocios entre países a través de gobiernos disímiles políticamente. Trump reiteró su interés de acortar distancias o recuperar dialogo con Putin, mientras que Milei y sus voceros públicos y privados lo califican de dictador. Milei quiere intimar relaciones políticas con Trump como en los tiempos de las relaciones carnales entre Menem y los EEUU. La historia se repite si se repiten las acciones y de ser así, el recuerdo y pésimo ejemplo del 2001 es parte de la situación creciente. Contradictorio una vez más refirió que “En el plano económico, si quieren saber cuáles son las consecuencias de este modelo, sólo miren, los últimos 100 años, de decadencia argentina. En el plano espiritual, valores esenciales como el mérito, la ambición, la innovación y el optimismo; le han cedido lugar a la envidia, el resentimiento, el nihilismo y la indolencia. Sin embargo, a pesar de la hegemonía que han sabido construir, las ideas de izquierdas empiezan a resquebrajar”. Insiste con lo de la izquierda en la Argentina en un estado de falacia absoluta. En su insistencia acusativa involucra a los sectores que lo han apoyado diciendo que”De un lado, se empiezan a amontonar todos los partidos políticos tradicionales, que se presentan como antagónicos, pero que siempre fueron socios y beneficiarios de un mismo estatus quo. Junto a ellos se amontonan sus clientes, las corporaciones privilegiadas y todos aquellos que de alguna manera viven de los impuestos”. Claro
está que el gobierno pretendidamente libertario, porque no es anarquista
tampoco, ha recibido los votos de esos partidos que hicieron posible su
llegada al gobierno nacional. Son los mismos con los que negocia
reiteradamente para obtener votos en el congreso Nacional, incluso cambiando
vergonzosamente, de posturas inmediato anteriores. En otro tramo refiere
abusivamente de la historia que la mayoría desconoce y alega que
“Como alguna vez hicieron los antiguos, creo que los que creemos en la
libertad debemos unirnos para hacerle frente a esta barbarie y formar una
alianza de naciones libres, custodios del legado occidental, estableciendo
nuevos lazos políticos, pero también comerciales, culturales,
diplomáticos y militares, donde CPAC en esto tiene un rol fundamental”.
Peligrosa convocatoria que permite recordar la avanzada de la derecha en
el mundo y la segunda guerra mundial. Y si algo faltaba compromete a la
argentina en cuestiones militares en el escenario en el que jamás
estuvimos comprometidos conservando la postura imparcial. Además
convoca desde la violencia que lo identifica a “Los Estados Unidos liderando
en el norte; la Argentina en el sur; Italia en la vieja Europa e Israel,
el centinela en la frontera, de Oriente Medio. Porque solo con la fuerza
y la cooperación de las naciones libres puede haber una esperanza
global de paz y prosperidad”. Otro absurdo de este convocante a la violencia
diciendo que con la fuerza se logrará la paz. Hay ejemplos redundantes
que demuestran lo contrario, multiplicando los negocios de la violencia
armada. Dijo también Milei por su grupo claro que “Tenemos la vocación
de seguir avanzando hasta convertirnos en el país más libre
del mundo. Y porque tenemos las condiciones humanas, materiales y espirituales
para despegar como nación... Es nuestro deber hacernos eco de lo
que los tiempos demandan y portar la antorcha de la libertad, para volver
a encauzar al mundo en el sendero de la libertad y la prosperidad”.
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